En la alfabetización mediática
cabe destacar tres grupos que deberían actuar de un modo responsable con el fin de que se lleve a cabo una correcta alfabetización mediática de los ciudadanos. Estos
grupos son: los poderes públicos, cuya responsabilidad es la de regular los
contextos comunicativos y educativos a través de políticas adecuadas a la
sociedad democrática en la que vive la sociedad actual; los medios de
comunicación que, como creadores de productos que modelan la sociedad, tienen
la responsabilidad de la socialización de los ciudadanos, haciendo hincapié en
los más jóvenes; y la comunidad educativa, incluidas instituciones educativas y
las familias, que deben ser el principal instrumento para el inicio y
desarrollo de acciones concretas de alfabetización mediática. Hay diversas
responsabilidades y obligaciones que tienen cada uno de los grupos en los que
debemos detenernos.
En primer lugar, las
responsabilidades de los poderes políticos, que deben crear políticas para promover la alfabetización
mediática. Una de estas políticas es la modificación de la educación para que
los ciudadanos, desde la infancia, desarrollen competencias mediáticas, no sólo
en la tecnología, sino en la comprensión y evaluación de la variedad de
contextos que existen actualmente, y esto es muy importante, porque la lectura
y la recepción de los mensajes que transmiten los medios de comunicación debe
hacerla todo el mundo y cuanto antes mejor. De este modo se evita la brecha
entre generaciones patente en la sociedad actual. Para ello, los centros
educativos deberán contar con recursos suficientes para el aprendizaje
mediático de los estudiantes, y esto es responsabilidad de lo cargos políticos.
El problema actual es que, a
pesar de que vivamos en un mundo en el que cada vez los medios están más
presentes que nunca, no se le da la importancia que tienen a los medios. A la vista está la falta de
asignaturas relacionadas con estos temas en los distintos niveles de educación.
Y es que los colegios y las universidades siguen anclados en el pasado, en un
sistema que sigue sin adquirir conciencia de que el mundo ha cambiado y lo que
se enseña debe adaptarse a la actualidad.
Otro grupo importante es el de
los prestadores del servicio de comunicación audiovisual. En este caso, hay que
destacar temas relevantes como el del
derecho del menor y su imagen. Los prestadores del servicio audiovisual
deben encargarse de que los niños no estén expuestos a imágenes que les
perjudiquen. Para ello, los medios, por ejemplo, la televisión, deberían
clasificar sus contenidos adecuadamente según edades y emitir sus contenidos en
la franja horaria que le corresponda al producto audiovisual en cuestión. Ésta
es una utilidad de la alfabetización directamente vinculada a la
responsabilidad social.
Y el tercer grupo, el ámbito
familiar, está vinculado a otra utilidad de la alfabetización: el equilibrio
que debería haber entre el carácter educativo y lúdico que tienen los medios de
comunicación.
Llegados a este punto, deberíamos
preguntarnos si las distintas utilidades
de la alfabetización mediática, como la educativa, el equilibrio entre
entretenimiento y educación, la responsabilidad social y el compromiso político
son viables en la era digital en la que vivimos. Por supuesto que son viables,
y no sólo viables, sino que son necesarias, porque si antes teníamos que leer y
recibir de forma crítica los mensajes que nos llegaban desde los medios, ahora
más aún. Ahora todos, pequeños y mayores, debemos estar preparados para
afrontar el mundo en que vivimos, porque el mundo digital no es el futuro, es
el presente, y si no aprendemos a dominar, controlar y evaluar los medios y las
nuevas formas de comunicación, ellos nos controlarán a nosotros, anclándonos en
la ignorancia mediática en la que gran parte del planeta está sumida. Pero la
realidad es que las múltiples utilidades que tiene la alfabetización mediática
se llevarán a cabo si tienen intereses económicos. El miedo actual de las
instituciones, en muchos casos, es el de perder más dinero que el que se
invierta, sin pensar en el avance social que eso conlleva. Afortunadamente, el
avance mediático, social y cultural está en progreso y nos espera, al menos a
eso todo apunta, una sociedad totalmente integrada en los medios de
comunicación y la tecnología.
En conclusión, la alfabetización
mediática de la sociedad debe convertirse en realidad a efectos inmediatos,
para así conseguir una alfabetización mediática de todos los ciudadanos, con el
fin de aproximar de manera segura y eficaz los medios de comunicación al
público, creando en éste una mejor capacidad de evaluación y reflexión sobre
los productos audiovisuales que consume. Con la colaboración de instituciones políticas,
centros educativos y ciudadanos, todos podemos crear un mundo mejor,
comprendiendo con claridad la nueva era en la que hemos aterrizado.
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